Uriangato embellecerá la Gran Plaza de Bruselas

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*El arte de la Octava Noche de Uriangato cubrirá la Gran Plaza de Bruselas durante tres días

Uriangato, Gto.- Del 16 al 19 de agosto de 2018, esta extraordinaria y tradicional plaza belga estará adornada por el diseño floral de Ana Rosa Aguilar Aguado (Roo), de 30 años, del grupo La Octava Noche de Uriangato, Guanajuato. Este festival de alfombras se lleva a cabo cada dos años.

Comenta Roo que “cuando entré en La Octava Noche me decían que el auge para un diseñador de alfombra es tener su diseño luciendo en la Gran Plaza de Bruselas. Entonces eso es como un sueño que se realiza. Aún no me lo puedo creer”, dijo en charla para Notimex.

Para crear su alfombra, Roo buscó inspiración en las tradiciones locales de su región natal y reunió símbolos de México y de las culturas que tuvieron su cuna en Guanajuato.

El elemento central es un pájaro típico de los bordados otomí dentro de un sol, principal divinidad del pueblo purépecha y referencia al nombre de Uriangato, el “lugar donde levanta el sol”.

Los dos símbolos aparecen dentro de un plato de Talavera flanqueado de dos ranas, remitiendo al significado del nombre de Guanajuato, “cerro de las ranas”.

El rojo predominante representa la cerámica Chupicuaro, mientras que dos guerreros, uno en cada extremidad de la alfombra, recuerdan la guerra entre purépechas y chichimecos por el control del territorio que hoy es Guanajuato.

Una vez concluido, el proyecto visual tuvo que ser adaptado por el diseñador belga Mark Schautteet, siguiendo un procedimiento habitual que tiene por fin ajustar tallas y adecuar los colores a las tonalidades de las flores belgas empleadas en la confección.

Roo también ha tenido que adaptar su trabajo en las exigencias de la tradición belga, una de ellas de que la alfombra sea simétrica.

Aunque la diseñadora mexicana ha simplificado al máximo su propuesta, Schautteet asegura que se trata del diseño más complejo realizado desde 1971 “por la gran cantidad de detalles”.

Los organizadores belgas tuvieron que doblegarse a una exigencia de Roo: mantener el color azul en el plato de Talavera. “Ellos no tenían ese color. Me pidieron que lo cambiara y dije: “¡Pero es que no se puede cambiar!”. De lo contrario, no sería Talavera de Guanajuato. Entonces ellos tuvieron que plantar dalias”.

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